Para preparar el platillo primero se dora la carne de puerco en trocitos, se sazona, y en otro sartén se ponen las acelgas con pico de gallo, al vapor. Terminando el cocimiento se agrega la carne y se revuelve. Su acompañamiento es el arroz y los frijoles. El proceso toma como 45 minutos, aproximadamente.
Las acelgas son de la región, hay lugares donde tienen sus patios para sembrarse un cilantro o la acelga. Mi hermana tiene un ranchito y siembra calabaza, acelga, cilantro, elote, diferentes tipos de cosecha, vaya, lo que usamos en la comida, en el diario vivir.
En el platillo todo se elabora lo más natural posible, para que quede rico, delicioso y sabroso. Decía mi mamá que lo más importante en la cocina era el sazón, la especia que le vas a poner para que te dé un rico sabor. Mi mamá se llamaba Rebeca, igual que yo. Era mi abuela y mi mamá de crianza. Nosotros nos criamos con ella y siempre nos tuvo enfocadas en la cocina, nos decía que la mujer era para la cocina y el hombre para el trabajo.

Empecé en la cocina muy chica. A los diez años ya nos tenía, si no es que a los seis, con una silla para alcanzar el lavatrastes. Porque “traste que se usa, traste que se lava”. Desde muy chiquitas nos tenía metidas en la cocina. Mi abuela crió a cuatro hijos y muchos nietos, unos quince , y aparte cuidaba niños ajenos. Y todos nos cuidamos como hermanos, aunque seamos primos.
Lo primero que aprendí fue el asado de puerco, el cortadillo y el mole, que eran las comidas más comunes que nos hacía. En aquel tiempo ella les lavaba a los petroleros, y al ver la cocina empezó a acarrear gente también para comer. A mi se me da eso, cocino y tengo asistentes, viene gente de las obras, policías, la Guardia Nacional, a comer.
De lunes a domingo tengo servicio, cuando necesito salir fuera les aviso que me voy de compras. A veces tenemos que salir hasta Monclova porque aquí no conseguimos varios productos.